Lucas A.

La llegada de Lucas a nuestra vida ha sido lo más grande y hermoso que nos ha sucedido a nosotros, sus padres. Lucas es un niño infinitamente amado y que diariamente recibe cantidades inmensas de cariño por parte de todas las personas que conforman su entorno (padres, abuelos, tíos, primos, amigos…).

Su incorporación a la escuela infantil supuso para nuestro hijo, a propuesta del cuerpo docente, comenzar con un tratamiento de logopedia, así como realizar visitas periódicas a la psicóloga del centro que se prolongaron a lo largo de 2 años, sin que los que vivimos con él, y estamos muy pendiente de su desarrollo y evolución, hayamos percibido ningún tipo de mejoría. Esto provocó en nosotros una sensación de fracaso en la educación que estábamos dando a nuestro hijo y una frustración visible en Lucas.

Un amigo con el que comentamos nuestra preocupación por las dificultades que Lucas estaba teniendo en el colegio nos informó de  los cambios que su hija había experimentado asistiendo al tratamiento que realiza el Optometrista. Apostamos por ello y estamos muy contentos de haber tomado esa decisión. En apenas tres meses de tratamiento los progresos han sido considerables, y no sólo nosotros los hemos percibido, desde el colegio nos han informado, y han valorado muy positivamente las avances cognitivos,  mejoras actitudinales y el incremento de concentración  de  Lucas.

Nuestro hijo ha madurado y su autoestima han mejorado sustancialmente, por otra parte acude al colegio contento y motivado. Vamos a continuar con el tratamiento ya que la experiencia está siendo muy positiva, y recomendamos a todos los padres que se encuentren en nuestra situación a que se animen a probar este tratamiento.